10 noviembre 2009

Perspectivas Especificas Sobre El Calentamiento Global En La Patagonia Argentina Y Sus Consecuencias Directas


Aumento de lluvias y de sequías, incremento de las temperaturas máximas y promedio, pérdida de tierras costeras e intrusión del agua salada en sus recursos hídricos son algunos de los fenómenos que los modelos climáticos permiten pronosticar para las próximas décadas.

Según estudios del doctor Juan Carlos Labraga, investigador del Centro Nacional Patagónico y especialista internacionalmente reconocido en el tema, aunque la previsión en este caso es compleja, existe consenso sobre ciertos parámetros. Los escenarios indican que el mayor calentamiento se produciría en el Noroeste. En verano, la máxima diaria podría incrementarse en 1,2 a 4,2 grados. Con respecto a las precipitaciones, en verano y otoño, el sur y la región occidental (al oeste del meridiano de 67 grados O.) experimentarán una disminución de las precipitaciones. Pero la oriental experimentará el fenómeno contrario, particularmente en el norte de la Mesopotamia. En invierno y primavera, la zona norte experimentará aumento de lluvia, pero en Cuyo y el norte de la Patagonia, disminución.

Traducidos a hechos concretos, estos parámetros tienen inquietantes implicancias. "En lo que respecta a la Argentina, no cabe duda de que su territorio, árido y semiárido en más del 50% de su extensión, sufrirá las consecuencias del incremento de temperatura y la fusión de glaciares y del hielo continental", afirma el doctor Osvaldo Canziani, codirector del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

Con el correspondiente aumento en la temperatura en superficie modificaría los rendimientos potenciales de cultivos anuales.

Las extrapolaciones indican que la producción de soja se incrementaría de un 13 % a un 41 %, la de maíz se reduciría entre 0 % y 18%; mientras que el trigo y el girasol podrían alcanzar desde incrementos del 10 % a reducciones del 16 %, en el caso del trigo, y del 4 %, en el caso del girasol. Es más, un modelo desarrollado por la NASA ubica a la Argentina como un país cuya producción agrícola total podría aumentar entre 2 y 5 por ciento.

Pero la situación en las regiones más áridas, como la Patagonia y el centro oeste (Cuyo), dependerá de la disponibilidad futura de agua. Las evaluaciones del IPCC muestran que la mayoría de los glaciares andinos tenderán a desaparecer hacia el año 2100, mientras que los glaciares patagónicos se mantendrán hasta entrado el siglo XXII, por lo tanto la disponibilidad de agua en estas regiones dependerá de las lluvias y nevadas futuras. "En este sentido, cabe recordar que durante la sequía de 1960 la carencia de agua originó en Mendoza la pérdida del 35 % del PBI", ilustra el investigador. Y agrega: "Esta situación, sumada al aumento de la población, podría limitar gravemente la importante producción frutihortícola de Mendoza, afectar la producción de energía hidráulica y reducir la disponibilidad de agua potable.

Con respecto al aumento del nivel medio del mar, podría ser de entre 15 y 88 cm. Las pérdidas en las costas argentinas alcanzarían valores del orden de 5000 millones de dólares (aproximadamente el 5% del PBI) y de unos 3400 km2 de tierras.

Como conclusión, el científico advierte: "Es importante que las autoridades, las empresas privadas, las cooperativas agrarias, comprendan de una vez por todas que sin información propia y estudios realizados sobre la realidad ambiental argentina no habrá manera de encarar formas sustentables de desarrollo para la comunidad nacional".

Consultando al pronosticador Agustín García del Servicio Meteorológico de la ciudad de Comodoro Rivadavia comentaba que “los valores estadísticos hasta el momento no indican ningún cambio significativo en los fenómenos atmosféricos que se puedan manifestar”, agregando que “los científicos que estudian el calentamiento global magnifican un poco lo que sucede.
Por ejemplo, el récord de temperatura mínima en Comodoro Rivadavia data de hace 45 años, la última temperatura máxima corresponde a un registro de hace 64 años y jamás se volvió a repetir. Es más, si continuamos investigando vamos a ver que en el ámbito nacional si se registra una granizada como sucedió en el litoral en los últimos meses, que no es común para la zona, recurrimos a los registros y seguramente vamos a encontrar que 30 o 40 años atrás hubo un hecho similar.
No estaría encuadrado dentro de lo normal si estos fenómenos se registran con frecuencia”.
Desde el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), el Licenciado Oscar Frumento quien cumple funciones en el Área de Oceanografía y Meteorología comentaba que “todavía no existe un estudio claro de las consecuencias de este fenómeno en la Patagonia salvo lo que se manifiesta en la zona de los glaciares andinos donde algunos de ellos han reducido su dimensión, pero seguramente en los próximos años habrá que realizar un estudio serio sobre el tema”.

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