09 noviembre 2009

Ganaderia Patagonica


El ganado dominante, casi podría denominarse como único en la Patagonia, es el ovino. Su introducción se remonta a fines de siglos XVII.
La colonización Galesa ingreso los primeros ovinos en Chubut, los que se desplazaron por el valle del río Chubut y llegaron hasta la zona Andina. En 1886 se introduce en Tierra del Fuego.
Las primeras explotaciones se dedicaron solo a la producción de lana debido a la inexistencia de instalaciones frigoríficas.
Los primeros frigoríficos se fundan en Tierra del Fuego y sur de Santa Cruz, porque sus mejores pasturas posibilitaban mayor producción.
La difusión del ovino en el ámbito patagonico se incrementa con las mejores técnicas de la industria frigorífica, lo cual permite encarar la exportación de carnes vacunas hacia Europa.
Como ya dijimos el vacuno desplazo a los ovinos que se criaban en la Pampa hacia la Patagonia.
La capacidad ganadera de los campos patagonicos es muy baja: Se necesitan entre 2 y 4 hectáreas por cabezas, es decir, que un campo de 10000 hectáreas puede mantener entre 2500 y 5000 ovinos. Esto determina que las unidades de producción abarcan grandes superficies, lo que no significa obligadamente alta rentabilidad.
Estas condiciones explican, en parte, la baja densidad de población en el ámbito patagonico.
Ante la disminución de la demanda de carnes ovinas, tanto la nacional como la externa, se aprecia una tendencia a incrementar el plantel de las razas productoras de lana fina, como los Merino, en sustitución de la raza, productora de carne y lana. Esta tendencia provoca el sobre pastoreo de los campos, pues no existe el alivio que produce el envío otoñal al frigorífico, como ocurre con las razas productoras de carne.
En el ámbito andino patagonico existen buenas condiciones para la cría de vacunos lecheros, pero la baja demanda local y los altos costos de fletes hacia los grandes centros de consumo dificultan su desarrollo.

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